Lhasa es un destino turístico singular. Es la capital de la Región Autónoma del Tíbet y el centro político, económico, cultural, turístico y de transporte de la región. Es la ciudad más alta y menos contaminado del mundo, que se encuentra a una altitud de 3,650 metros encima del nivel del mar.
Fundada en 633 d.c. bajo el mando del rey Songtsen Gampo, la ciudad se ha convertido en la "Meca" del Tíbet. Los peregrinos se agolpan al año. Muchos incluso se golpean la cabeza y se extiende todo su cuerpo en el suelo cada tres o cuatro pasos caminando desde muy lejos a Lhasa. Siempre se llena de mitos religiosos.
Como una joya en el Himalaya, Lhasa, cuyo nombre literalmente significa "Tierra Santa", es enorme, exótico. Los paisajes del Tíbet son tan impactantes que le hacen arrodillarse. A la sombra del Everest, el pueblo tibetano se ha desarrollado una cultura caballera, misteriosa y los visitantes encontrarían una tierra cubierta con stupas y adornada con banderas aleteas de plegarías. Se puede ver la influencia del budismo tibetano en todas las partes, desde viejas ruedas de oración hasta el trasmundano Palacio Potala de 1,300 años de historia, vivienda de los Dalai Lamas en el pasado.
Lhasa goza de un buen tiempo a lo largo de todas las estaciones. Con 3,000 horas
de sol al año, obtiene el apodo de "La Ciudad del Sol". Las temperaturas varían mucho entre la noche y el día, pero siguen uniformes durante el año. La mejor época para visitar Lhasa es de marzo a octubre.
Lhasa tiene muchos lugares de interés histórico, incluyendo el Palacio de Potala, el Templo de Jokhang, el Monasterio de Sera, el Templo de Zhefeng, el Monasterio de Drepung y el Norbulingka.